Sabemos que, a pesar de la ausencia física, sigue acompañándonos desde su Cielo, que no es un más allá sino el más acá de Dios, intimior intimo meo.
Vayan para él los versos de Manrique:
Dio el alma a Quien se la dio(el cual la tenga en el Cieloy en su Gloria),que aunque la vida perdiódejónos harto consuelosu memoria.
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